Desde que era niña, siempre he sentido una conexión especial con los animales, crecí rodeado de perros, gatos y conejos, y disfrutaba pasar horas jugando y cuidando de ellos. A medida que fui creciendo, mi amor y respeto por los animales se convirtieron en una pasión, y comencé a investigar cómo podría ayudar a mejorar sus vidas. Fue entonces cuando descubrí la carrera de medicina veterinaria, y supe que era mi camino.
Ahora, como médico veterinario, tengo la oportunidad de ayudar a los animales todos los días, y me siento agradecido de poder hacerlo. Cada vez que veo a un animal sano y feliz gracias a mi ayuda, sé que tomé la decisión correcta al elegir esta carrera, por eso mi objetivo principal es brindar la mejor atención posible a cada animal que trato, y trabajar en estrecha colaboración con sus dueños para garantizar su bienestar a largo plazo. Ser un médico veterinario es más que un trabajo, es una vocación, y me siento honrado de poder desempeñar este papel importante en la vida de tantos animales y sus familias.